La sífilis, es una
enfermedad de transmisión sexual (ETS) producida por la bacteria espiroqueta llamada
Treponema Pallidum. Afecta tanto a hombres como a mujeres y puede infectar el
área genital, los labios, la boca o el ano. Cabe decir que esta enfermedad también puede propagarse de una madre infectada a su bebé en gestación.
El
tiempo de aparición de los síntomas de esta enfermedad puede variar; por lo
general, se pueden detectar las primeras señales en un promedio de 20 días
desde el contagio. Es una enfermedad que se presenta en diferentes etapas, lo que
significa que sus síntomas van variando a medida que progresa.
En
la fase primaria (primeros 10 días y 6 semanas de incubación de la enfermedad)
aparece una lesión en la piel menor de 1 cm de diámetro, de bordes bien
definidos que se conoce como pápula dérmica en la zona de inoculación.
En
la fase secundaria, que se puede presentar hasta 18 meses después de desaparecida
la lesión en la piel, aparecen los llamado clavos sifilíticos en las palmas de
las manos y en la planta de los pies. También se presenta fiebre, dolor de
garganta, de articulaciones, pérdida de peso, caída del cabello, dolor de
cabeza y falta de apetito. Consta destacar, que entre un 50% y 70% de las personas
enfermas con sífilis no llegan a la etapa latente o fase terciaria si reciben
el tratamiento necesario a tiempo.
En
la fase terciaria, que se puede presentar hasta 20 años después de iniciada la
infección, los síntomas más graves son: parálisis, ceguera gradual, dificultad
para coordinar los movimientos musculares y demencia.
Finalmente,
decir que los pacientes que no hayan recibido un tratamiento correcto o a
tiempo, corren el riesgo de sufrir lesiones graves en el sistema nervioso y en
caso de no tratarla llevar a la muerte.
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