El período de incubación de la hepatitis C puede variar de dos semanas a seis meses. Tras la infección
inicial, aproximadamente un 80% de los casos no presentan síntomas.
En la fase aguda sólo un 5% tiene un cuadro típico de
cansancio, falta de apetito, coloración amarillenta de la piel, orinas oscuras,
heces de color blanquecino, picores generalizados. Otros pasan la enfermedad
como si fuese una gripe o, incluso, sin enterarse.
Una vez que que la hepatitis se vuelve crónica. Los pacientes
se encuentran cansados y pueden perder el apetito. Cuando la enfermedad está
avanzada puede aparecer hinchazón en
las piernas y el abdomen, alteraciones de la coagulación de la sangre con
aparición frecuente de hematomas o
hemorragías por las encías o por la nariz.
Algunos varones presentan crecimiento de las
mamas (ginecomastia), también
pueden aumentar de las glándulas parótidas, o aparecer lesiones de color rojizo
en la piel. La piel toma un tinte amarillento (ictericia), y en estadios avanzados puede tornarse más oscuro.
Otras complicaciones frecuentes son la aparición de varices esofágicas
(dilatación de las venas del esófago) que pueden sangrar o la encefalopatía hepática (los
pacientes aparecen confusos, adormilados y desorientados).
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